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Alejandro Serrano


Alejandro Serrano

viernes, 26 de febrero de 2016

Poka-yokes sencillos.... no inventemos la rueda




Nueva llamada de Calidad.
Nueva reclamación (= Problemas a resolver)

¿Qué pasa esta vez?

pues que un cliente se ha quejado de las dimensiones de una de las piezas.

Echo un juramento en voz baja respecto a ese cliente y ese detalle. De las muchas características del producto era la que menos me preocupaba, tanto que ni la había mirado la que tenía en mi casa antes de entrar a trabajar allí.
Vamos, que es como si en un tablero de parchís el dado, en lugar de ser de 30 mm por cada arista, es de 31,5 y te abren una reclamación por eso!!!!

Sí, como suena. Había muchos detalles a controlar en el producto en sí. Algunos tales que podían generar que fallase en un tiempo no aceptable, que fallase desde el principio o similar.
Sin embargo hacía falta un laboratorio químico y otro físico para medirlos.

La "norma habitual" era considerar la parte malditamente estética. Es obvio... si cuidamos la estética del producto, la posibilidad de que el interior esté igual de impecable es alta
(luego te viene otra reclamación por una etiquetadora mal calibrada cuando el interior está impecable y ... pero bueno, forma parte del producto)

El caso es que había que darle solución. Era una parte metálica pegada al producto y bastante compleja. Forma cilíndrica.

La parte cilíndrica la teníamos controladisima gracias a que el metal se vertía sobre un molde calibrado. Ahora bien, una especificación de altura bastante estricto (y eso que yo ahora mismo montaba cualquiera que se escapase de dichas especificaciones, que era el menor de los problemas, pero si el cliente lo pide, al cliente se le da).

¿Cómo operar cuando se trata de dos partes metálicas ya unidas a una de plástico?.

Conseguimos unas piezas cilíndricas huecas que las calibrábamos y estaban metidas dentro del sistema de calibración. La mitad de la parte superior del cilindro marcaba el límite superior admisible y la otra mitad el límite inferior.

Hasta que, el departamento de I+D consiguió afinar la máquina que hacía esa pieza y que tuviera muchisima más precisión tuvimos que poner una contención con dichas galgas metálicas calibradas... que nos duró meses.
Un operario, antes de colocar en el palet el producto, colocaría esa galga en la parte de la reclamación y pasaría el dedo. En uno de los sitios debía notar que estaba por debajo del nivel superior y en el otro que estaba por encima del nivel inferior. En caso de duda, a separar aparte y se mediría ya de forma específica con un calibre, el cuál nos daría la señal exacta.

Tuvo un coste (operación adicional) pero fue totalmente efectivo.

Todo, con unas piezas de acero que el tornero hizo bastaaaaaante rápidas y el responsable de calibración las metió en el sistema también muy rápido (si le pido otra cosa, le costaría más, pero algo que era dimensional, era lo más fácil que tenía en el laboratorio)


La parte negativa, la reclamación. Realmente era de la unidad productiva anterior a la mía, pero era en la mía donde mejor se controlaban.

La parte positiva... controlarlo de forma eficaz con una solución de contención robusta desde el primer día hasta que se modificó la máquina.



Es importante poner una contención a un problema de calidad, pero que sea rotusto y cuando más fácil de aplicar y sencillo... con más firmeza se aplicará.

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